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Hoy en día cada vez se es madre más tarde. Ya sea por alcanzar metas profesionales, sociales, por tener una estabilidad laboral y económica, una de las consecuencias de la inmersión de la mujer en el mundo laboral y profesional ha sido esa, el retraso en la edad de la maternidad.

Sin embargo, la biología reproductiva femenina tiene su propio tiempo, de manera que a mayor edad observamos una menor fertilidad, como consecuencia de una menor cantidad y calidad de óvulos (las células reproductoras femeninas). Además, se ha evidenciado otros cambios anatómicos que pueden darse en el sistema reproductor con el paso de los años.

Como consecuencia de lo anterior también, es cada vez más frecuente recibir en la consulta de fertilidad a mujeres de 40 años o incluso más.

A partir de los 40 años nos enfrentamos no sólo a una disminución de la posibilidad de embarazar, sino también a un aumento en el riesgo de pérdidas o abortos, de problemas genéticos en el bebé, y una mayor probabilidad de problemas durante el embarazo como: hipertensión durante la gestación, diabetes gestacional, parto prematuro, entre otros. Estos riesgos no se deben subestimar.

¿Cuál es la tasa de éxito (embarazo) en un tratamiento de Fecundación In Vitro (FIV) después de los 40?

El éxito de la FIV disminuye de forma importante con la edad.

Según datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) del 2017, la tasa de éxito de un tratamiento de FIV en mujeres de menos de 35 años va de 40 – 45%, en mujeres entre 35 a 37 años es de 27 – 36%, en mujeres de 38 a 40 años de 20 – 26%, en más de 40 años 10 – 13 %, siendo menor aún a mayor edad. Con algunas variaciones interindividuales que bien vale la pena valorar (las posibilidades varían incluso entre mujeres de la misma edad), es evidente que la posibilidad de gestar por intento de FIV disminuye con la edad avanzada.

Por lo tanto, debe informarse adecuadamente a las pacientes sobre las bajas tasas de éxito asociadas a mayor edad femenina y así puedan tener una expectativa real sobre el tratamiento y puedan tomar una decisión informada.

¿Hay manera de mejorar las tasas de éxito?

Los resultados pueden mejorar sensiblemente si asociamos al tratamiento un estudio genético preimplantacional para descarte de aneuploidías. Es decir, se examina genéticamente al embrión antes de transferirlo al vientre materno. Otra opción es recurrir a un programa de donación de óvulos (ovodonación) que expresa las mejores tasas de éxito (70%).  No obstante, la decisión sobre estas y otras modificaciones que se podrían realizar durante un tratamiento de fertilidad asistida para aumentar las posibilidades dependen en gran medida de las características de cada pareja y de la discusión que se tenga con el especialista en reproducción durante la consulta.

Es frecuente que tanto mujeres como varones en edad reproductiva avanzada sobreestimen la posibilidad de conseguir un embarazo, y tengan una muy baja percepción de la rápida caída de la fertilidad con la edad, tanto en embarazos conseguidos de forma natural como los conseguidos con tratamientos de reproducción asistida.

Aunque la medicina reproductiva ha evolucionado sensiblemente hacia ofrecer nuevos recursos y opciones a mujeres con edad avanzada para aumentar sus posibilidades de éxito frente a una FIV, es necesario mejorar la educación reproductiva, tanto del público general como de las pacientes.

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