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Cuando nos referimos a los tratamientos de Reproducción Asistida, no podemos tener solo en cuenta las definiciones tradicionales y médicas de lo que estas técnicas significan y en lo que consisten cada una de ellas. Debemos enfocarnos mucho más y no perder de vista, los aspectos emocionales de lo que realmente significa no poder cumplir con un proyecto de mater/ paternidad y todo el dolor psíquico que demanda para quienes atraviesan problemas reproductivos y tienen que recurrir a THRA. Duele no solo que te digan que no puedes tener un hijo como lo imaginaste, sino que, además se cuestionan muchos otros aspectos de la vida de quien lo atraviesa.

La pareja que empieza a sentir que algo no anda bien o que tiene algún diagnóstico que lo imposibilita a lograr un embarazo natural, atraviesa una montaña rusa de emociones, sensaciones, conductas y sentimientos nuevos. Lo que esas personas creían que iba a pasar en su vida, ya no se dará como pensaron: se “rompe el guion”. Es decir, las creencias y esquemas cognitivos con los que contaban ya no serán posibles. Las pautas previas se tendrán que modificar y esto puede generar angustia y ansiedad porque no se sabe cómo será el camino que transitarán, si lo lograrán, cuánto tiempo tomará, etc. Se abren muchos temores de no poder lograrlo…

Este camino que puede estar lleno de frustración, rabia, tristeza, incertidumbre, ansiedad, etc., puede ser de mediana o larga duración y cuando esto es así, se está ante un estado psíquico de dolor prolongado al que se ven expuestas las personas que lo atraviesan y por eso es tan importante buscar un acompañamiento que sepa guiarlos y contenerlos cuando sea necesario.

También podemos observar que, a nivel emocional, las personas que están pasando por THRA suelen aislarse porque no se sienten comprendidos por el resto, o pueden sentirse juzgados, presionados e incluso llegan a sentir una envidia totalmente válida hacia sus amigos o conocidos que ya lograron ser padres. Tienden a evitar reuniones o eventos donde se toquen temas familiares o se celebren nacimientos o cumpleaños de niños ya que es muy doloroso para quien no logra todavía tenerlos.

Y así, como el estado emocional repercute en el ámbito familiar y social, también puede afectar el plano laboral ya que el factor tiempo es muy importante. Para poder realizar un tratamiento se necesita pedir permisos especiales que en algunos casos pueden ser negados o puede ser muy incómodo tramitarlos. También hay casos en que uno puede dejar de sentirse tranquilo y feliz en su lugar de trabajo porque nuevamente no es comprendido y se siente juzgado por los demás.

Además, son muy importante también, los aspectos emocionales en relación con la pareja. Tener en cuenta cómo se están comunicando y desde dónde. Si desde la rabia y frustración o si es posible lograr una comunicación empática y abierta donde cada uno pueda manifestar cómo se está sintiendo, sin invalidar al otro y aceptando las diferencias para que así, logren atravesar esta crisis juntos y que los hará sin duda más fuertes. La vida sexual también puede verse afectada al someterse a los tratamientos, ya que a veces, estos disminuyen el deseo y la frecuencia de las relaciones sexuales. Cómo podemos observar, es esencial tener en cuenta los aspectos emocionales y el estado emocional de quienes atraviesan por problemas reproductivos ya que pueden abarcar muchas áreas de sus vidas y sentirse solos en el camino. Sin embargo, podemos trabajar junto de la mano de un profesional desde una mirada integrativa para poder reconstruir las nuevas experiencias que se están transitando, ir en busca de un sentido y desde ahí salir más fortalecidos.

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